domingo, 2 de abril de 2017

Réquiem por un campesino español



VALORACIÓN CRÍTICA
DE
RÉQUIEM POR UN CAMPESINO ESPAÑOL

 Comente los aspectos más relevantes de la obra que ha leído del período comprendido entre 1939 y 1975 en relación con su contexto histórico y literario.
            La obra que he leído de este período es Réquiem por un campesino español de Ramón J. Sender. Este autor es el novelista más importante de entre los exiliados. Nació en Chalamera (Huesca) en 1902 y murió en San Diego (California) en 1982. Desde la publicación de Imán, una novela sobre la guerra de Marruecos, ya figura a la cabeza de la "novela social" de la época, los años treinta. Y hasta 1936, año en que publica Mr. Witt en el Cantón y por la que obtiene el Premio Nacional de Literatura, va a publicar seis novelas, incluida la del premio, que lo convierten en el modelo de "escritor comprometido". Baroja dirá de él que era, en 1936, el escritor joven que más porvenir tenía en España, junto a García Lorca. Luego estalla la guerra y pierde a su mujer y a su hermano, antiguo alcalde de Huesca, fusilados. Tras recuperar a sus hijos, pasa a Francia y de allí, a América, hasta establecerse definitivamente en los Estados Unidos. Comienza un largo exilio: la soledad, la culpa, la memoria, la obsesión de la muerte le llevan a escribir entre 1939 y 1960 novelas fundamentales para la historia de la literatura española. Destacan las nueve novelas de Crónica del alba (1942- 1966), obra en la que evoca su propio pasado y las circunstancias históricas en que aconteció y, Mosén Millán, de 1953, que será retitulada más tarde Réquiem por un campesino español. En ella, trata el tema de la Guerra civil con técnica realista y, pese a su brevedad, es sin duda su obra maestra.
            En un pueblecito aragonés limítrofe con Lérida, el cura se prepara para decir una misa en sufragio de Paco el del molino; el monaguillo recita un romance que recrea la vida de Paco e informa a cada rato de que la iglesia continúa vacía. Tan solo aparecerán los tres ricos de la población: don Valeriano, don Gumersindo y don Cástulo. Estos ofrecerán pagar la misa y el cura rechazará la oferta, porque considera que el oficio de réquiem es cosa suya. Mientras dura la espera, el sacerdote evoca en un admirable contrapunto entre pasado y presente la vida de Paco, que ha sido fusilado un año antes, víctima de los odios desatados en la Guerra civil. Son numerosos los temas tratados: la injusticia social, la pobreza y la marginación, el odio, la venganza, la muerte…, pero sobre todos destaca el de la amistad y la traición. ¿Cómo Mosén Millán, que ha bautizado y casado a Paco, de quien se consideraba amigo,  puede denunciarlo, convencerle para que se entregue y, al confesarlo antes del fusilamiento, decirle estas palabras: -A veces, hijo mío, Dios permite que muera un inocente. Lo permitió de su propio Hijo, que era más inocente que vosotros tres ? . Este tema proyecta sus sombras sobre la función de la Iglesia católica en aquellos momentos, cuya pasividad la hizo cómplice de los poderosos, y sobre cualquier creencia, religiosa o no,  que justifique la inhibición ante la muerte de inocentes. Inocencia y culpabilidad es otro de los temas a los que nos enfrenta el autor.
            Los personajes principales son Paco el del molino y Mosén Millán. Son amigos, pero desde la visita a las cuevas, donde vivían los más pobres, para dar la extremaunción a un moribundo, Paco se irá distanciando del sacerdote: él no acepta la injusticia, mientras que el cura la justifica. Desde ese momento, descubre el lector que la brecha se va a ir haciendo cada vez mayor hasta llegar al trágico desenlace. Se ha visto en los personajes un fuerte contenido simbólico: si la aldea es España,  Paco el del molino es el pueblo; Mosén Millán, la Iglesia; 'los ricos' son la clase alta, la propiedad tradicional y los nuevos burgueses. Sucede que, ante el conflicto con el Duque, se imponen las fuerzas tradicionales apoyadas por el nuevo orden, nacido de la guerra, y la Iglesia se inhibe. Paco el del molino, el pueblo, es traicionado por Mosén Millán, la Iglesia, y entonces el pueblo dejará vacío el templo el día del réquiem, es decir 'el pueblo' se halla en contra de los poderosos y de la Iglesia.
            La estructura externa consiste en un texto seguido que carece de división en capítulos o secuencias, un texto unitario que se organiza en torno a nueve alternancias presente-pasado,  que nos cuentan la vida de Paco el del molino mediante la evocación de Mosén Millán, desde el bautizo hasta la detención, la confesión y la muerte. Al mismo tiempo, el monaguillo ha ido recitando un romance que recrea 'una vida literaria' de Paco, inventada por la imaginación popular, que va adelantando los acontecimientos que luego evocará M. Millán desde su conciencia culpable. Con ello, el texto sigue tres líneas: la narración del presente (seguramente en el año 1937), en tercera persona, con un narrador testigo; la evocación de Mosén Millán que, no obstante tratarse de sus recuerdos, está narrada mediante un narrador de 3ª persona omnisciente;  y el romance,  que añade un visión épico-lírica sobre el protagonista.
            El marco espacio-temporal está constituido por un pueblecito aragonés en la frontera con Lérida, un pueblo como tantos otros, con sus  campesinos, sus ricos y su cura, que se ven sacudidos por los acontecimientos históricos, sobre todo por el estallido de la Guerra civil. Este acontecimiento pone a cada cual en la situación crítica de definirse ante su propia conciencia. Al igual que los personajes, adquiere este pueblecito el valor simbólico de representar a España en uno de los momentos críticos de su historia.
            En cuanto al estilo y la lengua de Sender, la primera cualidad que destaca en su prosa es una sobria sencillez. En ella, lo vital y emotivo se impone a lo conceptual, de modo que salen beneficiadas  la naturalidad y la transparencia expresivas. Y, aunque el lenguaje es sencillo, eso no le quita a la obra la intensidad y la conmovedora profundidad que tiene. Réquiem por un campesino español se encuadra dentro de la "novela social" de posguerra y, en este sentido, debemos destacar los  rasgos que comparte con esta corriente novelesca característica de los años 50: prioridad del contenido, al que se subordinan las técnicas narrativas; la estructura del relato es aparentemente sencilla; desnudez y concisión en las descripciones; es propio de la novela social el personaje representativo (simbólico), tomado como la síntesis de una clase o grupo; técnicas derivadas del objetivismo: el novelista no aparece; el lenguaje adopta el estilo de crónica, desnudo y directo; uso de expresiones coloquiales o vulgares (“pa`heredarla”); uso de palabras populares (“hacer fuineta”, “echar roncas”, “pijaitos”).
             En conclusión, se trata de la obra maestra de Ramón J. Sender; una obra escrita en clave realista, pero cargada de una honda emoción y contenido simbólico. A la vez,  es una de las grandes novelas del exilio y de las que componen la corriente de la "novela social" en la década de los años 50. Y su autor Ramón J. Sender se ha convertido en un clásico de la literatura española contemporánea.

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